Según la Convención para la
Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial del 17 de octubre del 2003, define
el Patrimonio Cultural como:
“Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos,
representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los
instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes-
que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan
como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural
inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado
constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su
interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de
identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la
diversidad cultural y la creatividad humana.”
De acuerdo con la Convención
realizada por la UNESCO, estamos de acuerdo con que el patrimonio es todo
aquello que generación tras generación infunde un sentimiento de identidad
propio de una cultura, la cual hace enorgullecerse a sus componentes sintiéndose
parte de algo importante.
Pero también creemos que como
elemento creado por una cultura –ya que no existe en condiciones naturales-
supone en muchas ocasiones una excusa económica para explotar ciertos aspectos,
objetos o lugares entre otros, que bajo el criterio de la sociedad solo son
eso, artificios creados con el fin de obtener dinero. Sin embargo, otros, que
si son tomados por la sociedad como verdadero patrimonio, no son considerados
como tal, puesto que no pueden dar
beneficio económico alguno.
Dejando a un lado reflexiones, como
educadores sociales, y más desde que cursamos esta asignatura de Programas de
Acción Sociocultural y Educativa, hemos llegado a la conclusión –o más bien nos
han abierto los ojos- que este ámbito de la educación no formal, es una posible
salida laboral, puesto que con nuestra formación podemos acercar la historia,
las creencias, los lugares y en definitiva, el patrimonio a la sociedad de una
forma simpática, divertida y didáctica.
A pesar de ello, quisiéramos
hacer referencia a la Fundación Bodas de Isabel de Teruel, encargada de hacer
eventos de carácter histórico y legendario, la cual lleva a cabo la representación
de la Tragedia de los amantes de Teruel , en la que “sus calles se recrea el ambiente medieval de la época así como las
distintas escenas de la historia de Los Amantes, convirtiendo a la ciudad en
fiesta que sumerge al visitante en el Siglo XIII”. Esta festividad es una
muy buena ocasión para comprobar como vivía la gente de la época, junto con sus
costumbres y tradiciones.
Por otro lado,
la práctica, centrada en la animación a la lectura, nos recordó a muchos la
amarga desazón que tenemos con la misma, debido a una obligatoriedad impuesta
en colegios e institutos –además de a otros por parte de nuestros padres- que
nos imponía la lectura como algo que se debía hacer para pasar un trámite académico
en el que un examen determinaría la productividad de la lectura.
La animación a
la lectura consiste en promover la lectura de una forma divertida, animada y/o lúdica entre otros, que en definitiva lleve los “libros” a cualquier tipo de público; esto es un ejemplo de como se consigue mediante talleres en un ambiente infantil.
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